Crónicas de una mujer virgen...

En mi adolecencia experimenté sensaciones muy confusas con las cuales no sabía lidiar porque la idea de la virginidad martirisaba mi mente. Tuve novios con los cuales no pase de simples besos, hubieron otros que por la necesidad de experimentar llegué a mucho más. Creo que si mi madre supiera que su inmaculada hija tuvo sexo oral con sus últimos dos amoríos, me mataría. Pero no me importó hacerlo porque para mi no tenía ningun riesgo y ademas lo disfruté mucho. Mi madre sin querer a utilizado la psicología para que de alguna manera me reprima de experimentar. Desde muy pequeña utilizó frases repetitivas talez como: "si quedas embarazada te boto de la casa", "si metes las patas cortas todos los privilegios que tienes conmigo" y muchas otras. Todo esto a logrado que le tenga un cierto miedo a conocer muchachos y entregarme por completo. Cada vez que tuve insinuaciones sexuales, todas las ideas de embarazo no deseado, enfermedades y muchas otras, me pasaron por la mente.

Tengo un amigo especial desde hace algun tiempo y él desde hace mucho quiere tener un encuentro sexual conmigo, el muchacho me encanta, es super apasionado y sé que tener mi primera experiencia de sexo-penetración con él sería fantástica, pero hay veces que no lo pienso y le digo que planiemos para vernos, pero luego me arrepiento y me entran las "ideas maternas" de que el sexo solo se tiene con una persona que te ame y que quiera tener una relación duradera que termine en matrimonio y si es despues del matrimonio mejor. Me estoy volviendo loca, mi cuerpo tiene tantas ganas de entregarse pero mi mente me retiene. Mi madre esta loca porque tenga novio pero ella no piensa que en esta época ya los hombres no valoran tanto como ántes la "virginidad" y que ya el sexo es casi obvio en una relación. Muchas veces me he retenido de conocer muchachos por no hacerles perder el tiempo conmigo y mi manera complicada de pensar sobre el sexo.

Busco consejos de amistades y ellos me dicen que deje atras los miedos, que si sigo así nunca viviré. Creo que mis amigos tienen algo de razón porque siento que estoy perdiendo parte de mi juventud sin disfrutarla completamente. Me da envidia escuchar las historias de mis amigas y saberme callada porque no tengo nada interesante que contar.

Como quisiera tener menos voluntad sobre mi cuerpo, creo que el día que por fin me entregue, explotaré. Me siento ridícula darme cuenta que mis sobrinas, mucho menores que yo, ya han experimentado lo que yo me restrinjo. Le tengo miedo al sexo y mi madre es la culpable. Quisas necesito ayuda psicológica porque tengo la preocupación, que tanto miedo termine en rigidez. De verdad que quisiera probar la delicia del sexo porque por algo es parte de nuestra humanidad, ¡no quiero pensar por mi madre!