Say something, I'm giving up on you...

Luego de cuatro años, vuelvo a la carga con este blog abandonado. Para hacerle honor al día mundial de la Poesía, necesitaba, o más bien, me urgía, escribir en este rinconcito del desahogo personal. Ya han pasado exactamente 10 años desde que plasmé mis primeros escritos en este lugar. Al principio no lo hice con el propósito de que se convirtiera en este diario virtual, pero no niego que me encanto que fuera así. Todas mis tristezas y fustraciones se encuentran aqui. 

Precisamente hoy, me recordé de este blog y adentré a leer todos y cada uno de los "post" desde que lo abrí en el 2004, hasta el último, en el 2010. Y acabo de caer en cuenta el porque de esta repentina sed por recordar. Hace específicamene diez años que conocí un ser especial al que he dedicado el 70% de este lugar. Un adolecente ya convertido en todo un hombre, el cual a estas alturas de mi vida, aún me quita el aliento. Un hombre que protagonizó más de un poema y otros tantos ensayos. 

Si me han leído por completo, del hombre que hablo es del ángel aquel que a su temprana edad de quince años, besé por primera vez. Un chico como ningún otro, y mira que he compartido con varios hombres a lo largo de mi corta vida, ninguno tiene la madurez, la caballerosidad, el talento, la inspiración, la entrega, y muchos otros adjetivos, como los tiene él.

Durante estos diez años siempre he estado en contacto con él, monitoreando sus amores y desamores, intentando obtener una mínima oportunidad de volver a compartir juntos. Claro esta, esta vez no sería un simple juego adolecente, esta vez lo quiero... TODO. Todo eso que tenemos en común, sus poemas, canciones, instrumentos, la boda en la playa bajo la tenue luz del atardecer, su sonrisa angelical, cada vez que me levante a su lado, un hijo varón que se parezca a él, en fin... TODO.

Hace dos años pude concretar una cita con él para comer, jugar billar y bailar. Esa noche la pasé tan espectacular que no podía esperar el momento en que me volviera a invitar, pero no, no fué así, al parecer yo me hice una idea muy equivocada, cupido tiró una flecha unilateral y obvio que fuí la afectada. Luego el se fué a estudiar al extranjero y con él se fueron mis esperanzas de reconquista.

Mientras estuvo estudiando fuera de Puerto Rico, le hablaba o estaba al pendiente de sus cosas y yo seguía escribiendole poemas, todos dedicados a él, mientras su musa iba dirigida a otra mujer, pero no me importó porque sabía que sería pasajero. El tiempo siguió transcurriendo, hasta que un buen día me confieza que regresa para Puerto Rico, de una vez y por todas, en ese momento mi corazón volvió a palpitar. 

Llegó el momento de pisar Tierra y en tres meses, nunca me buscó, hasta hace una semana que comenzamos ha hablar nuevamente y esta vez no iba a quedarme a mirar, tomé coraje y lo invité a salir. Fue una cita espectacular, a pesar de que llevó a su mejor amigo. Bajo la nueva trova de Mikie Rivera, un vino Chardonnay y su sonrisa espectacular, no podía pedir nada más. Esa noche los nervios me querian comer viva, pero yo seguí muy segura de mi misma para que no se diera cuenta.

Su amigo finalmente nos dejó solos y no se porque, pero sentí que no era la única nerviosa de la noche. Cantamos, reimos, nos miramos... pero mi mente estaba tan concentrada en conseguir la manera menos vulgar de robarle un beso. 

Y llegó el momento de irnos, ambos teniamos compromisos laborales al otro día, y mientras más me acercaba a mi vehículo, más nerviosa me sentía. Un fuerte abrazo intentó cerrar la noche pero yo no me podía quedar con las ganas, así que le pedí permiso para besarlo, y sin medir palabras, me lancé a la aventura de sus labios, y ahí, justo ahí, quería presionar el botón de "pause" para que ese instante quedara para toda la vida.

Su beso... ¡qué beso! Sentí que volabamos por los aires, de ahí no me quería ir, de estar cerca a su pecho y saboreando sus tiernos labios, quedé tan drogada de él, que al despedirnos oficialmente, la ruta a mi casa se prolongó por tomar una ruta equivocada. No paraba de gritar por todo el camino: ¡lo besé, lo besé! ¡me atreví a besarlo! 

Al llegar a mi casa, inmediatamente le escribí que había llegado sana y salva, como el mismo me lo había pedido. Luego de eso no dormí absolutamente NADA, la emoción no me dejó conciliar el sueño. En mi mente sólo existía un "cassette" repetitivo de ese magnifico momento.

Mi día comenzó normal, MUY pensativa, pero normal, sin querer llamar mucho su atención, pero atenta a cualquier tipo de comunicación de su parte, y para mi sorpresa, sí la hubo, varios mensajes de texto durante todo el día, me tuvieron despistada y pensativa, anhelando que esta vez cupido sí lo haya flechado a él. Pero mientras tanto, me sentía pesimista ante la situación, pero a la misma vez con la esperanza de una segunda invitación para seguir extaciandome con sus labios.

Pero para mi mala suerte, hoy es el segundo día de esa cita y los textos para una segunda invitación no llegaron. Y mi estado de ánimo ha decaído mucho al transcurrir este día. No se si sea tímidez o desinteres de su parte, aunque sus textos de ayer intrísecamente me indicaban que existe algo, pero un algo que a la misma vez se retractaba. Todo es tan confuso y yo no quiero ser insistente, eso de auto-invitarme a lugares que él este, no es mi estilo. Yo entiendo que si hay algún tipo de interés, él debe hacer el siguiente paso.

He estado pensando muy seriamente, cerrar de una vez y por todas, este viejo capítulo de mi vida y seguir adelante, pero algo en mí me retracta y me hace pensar que él es el amor de mi vida, ese hombre con el que quisiera pasar el resto de mis días. Cuanto le he pedido a Dios porque así sea y porque el me diga que sí, que lo quiere volver a intentar, pero esta vez en serio.


Lizandra (tu señorita bonita)
03/21/14
11:45pm

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