Misión cumplida

Volvimos a encontrarnos en la oscuridad de la noche, sin energía eléctrica y con un fondo de generadores. Esta vez la entrega fue completa, esta vez lo sentí mío, esta vez fui suya completamente, en cuerpo y alma. Disfrutamos nuestra desnudez en su máxima expresión, como hace catorce años anhelábamos. Los años no pasan en vano, ya no era ese adolescente delgado que solía ser, era un hombre completo... ¡y que hombre! Anoche sentí que perdí mi virginidad. Sentí como si ningún otro hombre me hubiera descubierto antes, sentí todo nuevo, nuevas sensaciones, hice el amor por primera vez en mis treinta y tres años.

Como resultado de la rica faena, tengo algunas marcas en mi cuerpo y no he dejado de pensar en cada detalle de nuestra noche. Mi mente todo el día ha estado pensando en él. Ando desvariando, con suspiros y mariposas en el estómago. En fin, estoy jodida. Y como es de su costumbre, hoy ni un “ buenos días.” Es como si se desprogramara cada vez que se despide. Cómo quisiera saber si me piensa igual. El problema es que no tengo manera de saberlo, aparentemente tiene una coraza anti-desilusiones o enamoramientos.

Lo quiero para mí y para siempre.

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